Memoria

Esto era una tortuga que perdió un día el móvil y las gafas.

-¡Vaya! Con la memoria que solemos tener las tortugas…

Un pez que la estaba oyendo, le dijo:

-Se te olvidó todo ayer, en el arrecife ese de ahí.

-¡Caramba, es verdad! ¿Pero los peces no sois los que tenéis una memoria de solo algunos segundos?

-Eso era antes del cambio filatélico.

-Querrás decir “climático”.

-Es lo que acabo de decir.

Y la tortuga se fue, sumida en la perplejidad.

LA TORTUGA

ortuga-pEsto era una tortuga de 300 años, que fue un día al médico.

-¿Qué le duele, señora?

-La edad.

El médico se puso a escribir una receta y se la tendió.

-Tómese tres al día.

-¿Y de qué son las pastillas?

-De “relativina”, señora. 300 años son muchos para algunos seres, pero no para usted. Con las pastillas se dará cuenta de que todo es relativo y de que en realidad una tortuga de su especie a esa edad apenas está empezando la vida.

La tortuga se fue muy asombrada y murmurando:

-¡Ay que ver lo que saben los médicos de hoy en día!

Dos tortugas

tortuga_5181302_stdEsto era una tortuga perezosa. Se llamaba Tranquilona. Un día se encontró con otra tortuga hiperactiva, que se llamaba Lanervios,
-Te echo una carrera -le dijo Lanervios a Tranquilona.
-Vale. Pero a la inversa.
Lanervios la miró perpleja.
-¿Qué es una carrera a la inversa?
-Gana quien más corre pero menos avanza.
Lanervios se puso de los nervios.
-¡Me tomas el pelo!
-¿Qué pelo? No tienes.
Lanervios no aguantó más:
-Empezamos la carrera a la de tres. ¡Uno, dos y tres!
Salió disparada. O sea, a cien milímetros a la hora, por lo menos. Tranquilona se dio la vuelta.
-¿Pero adónde vas? -le gritó Lanervios.
-Quién más corra pero menos avance… ¿Recuerdas? Si voy en dirección contraria, no avanzaré. Corra o no corra.
Lanervios se detuvo y resopló.
-¡No hay manera! ¡El que nace vago, nunca da clavo!
-¿Qué? -se oyó a Tranquilona.
-Nada. Que se me han quitado las ganas de competir.

Y se acabó.

Los dos dragones

tortugaEsto era un dragón de cola corta que se encontró con un dragón de cola larga.
-Estás mal hecho. No eres un dragón completo.
Eso le dijo el segundo al primero.
-Tú sí que estás mal hecho. Te han puesto material sobrante.
Eso le soltó el de cola corta al de cola larga. Los dos se enfurecieron. Y fueron en busca de un observador neutral. Se encontraron con una tortuga centenaria.
-Hola, tortuga. ¿Quieres ser el árbitro de nuestra disputa? -le preguntaron.
La tortuga centenaria se encogió de caparazón.
-Bueno. ¿De qué se trata?
-Ese tiene la cola corta y yo la tengo larga. ¿Cuál de los dos crees que está mal hecho?
La tortuga se tomó su tiempo. Y al fin dio su veredicto.
-Los dos. Algo tenéis mal ambos. Pero no es en la cola, sino en el cerebro.
Y se fue con paso lento.