Los hijos de Eleno

Tres eran tres los hijos de Eleno,

tres era tres y ninguno era bueno.

 

El mayor, Abraham, tenía un cerdo

y lo cambió por una bufanda

en el primer mercado de enero,

—¿Tu eres tonto? -le dijo su padre.

—No, señor. Solo un poco friolero.

 

El segundo, que era Timoteo,

se construyó una mansión enorme

y muy bonita, pero sin techo.

—¿Tu estás loco? -le dijo su padre.

—Es que así veo mejor el cielo.

 

Y Camilo, que era el más pequeño,

nunca hizo nada de utilidad

o con algún tipo de provecho.

—¿Tú que eres?, le preguntó su padre.

—Pues yo soy el más listo y despierto

porque no haciendo nada de nada

nadie me llamará hijo de Eleno.

 

Tres era tres los hijos de Eleno

Tres eran tres y ninguno era bueno.

Tres hijos

Minicuentos del 8-M (1)

Esto era una reina que tenía tres hijos, los metió en tres botijos y los tapó con  pez.

-Al fin solas -suspiró después

Y reinó muy feliz con sus tres hijas el resto de sus días allá por Valladolid.

LA MISS

Esto era una chica muy guapa que un día quiso aspirar a Miss Mundo.

Se presentó al correspondiente certamen y le pidieron que se pusiera un traje de baño.

—¿Dónde está la piscina?

—No hay.

—Pues vístase usted de Tarzán, ¡so guarro! —le soltó al del jurado, que era un señor trajeado de la cabeza a los pies.

Y no ganó.

¡Pero se quedó más a gusto…!

Cebra

En cierta ocasión un preso se escapó de la cárcel con su uniforme de rayas. No tenía dónde esconderse y se metió en un parque zoológico para pasar la noche. Un mono que lo vio, se puso a chillar:

-¡He visto un cebra que anda sobre dos patas!

El preso se escondió y los vigilantes del Zoo, alarmados por los gritos, se llevaron el mono al siquiatra.

El reloj y la hora

Esto era un reloj que perdió una hora. Era un reloj muy grande, instalado en lo alto de una torre municipal. Cuando pasaban las Doce del mediodía, de pronto eran las Dos.

-¿Y la Una? ¿Dónde está la Una? –Preguntaban al reloj sus clientes; o sea, los vecinos que lo consultaban.

El reloj no sabía qué contestar. Se le había perdido esa hora.

Hasta que, hechas las investigaciones oportunas, se pudo descubrir que la Una estaba colgada boca abajo en la campana más grande de la cercana iglesia, para sustituir a un badajo roto.

El cura del pueblo se disculpó:

-La culpa fue mía. No podía tocar a misa sin badajo en la campana. Y como la Una es tan simpática, me dijo: si quieres me cuelgo ahí y me doy cabezazos contra la campana.

El reloj hizo un gesto resignado:

-Es muy buena. Pero bien del todo yo creo que no está.

La sandía

sanidaEsto era una sandía que se miró en el espejo de un río.

-¡Caramba, estoy un poco redondilla! Tendré que ir al gimnasio.

Fue el gimnasio, se empleó a fondo y no tardaron en decirle:

-¡Cada día estás más delgada!

Hasta que volvió a pasar por el río, se asomó a sus aguas y se llevó un susto de espanto:

-¡Pero si ya no soy yo! ¡Pero si parezco un calabacín!

No volvió al gimnasio. Ni se privó de comer.

-¡Una es una y sanseacabó!

Esa fue su conclusión.

Un cuento muy dulce

corona reinaEsto era una reina que quería dejar de serlo.
Un día le dijo al rey:
–¿Cómo te sentaría no estar casado con una reina?
El le respondió, con la mejor de sus sonrisas:
-Mira, con la corona haz lo que quieras; pero tu siempre serás mi reina.
Esto sucedió en el Reino de Almíbar, situado en el Valle de los Caramelos,  junto al los montes de Regaliz. ¿Dónde, si no?

El nombre

arabe
Esto era un árabe que se llamaba Aladino.
-¿Vendes lámparas?
-¿Eres un genio?
-¿Tienes alfombra voladora?
No había día en que no tuviera que oír mil veces estas preguntas o similares. Se cansó. Y un día fue al Registro:
-¿Me puedo cambiar de nombre?
-Sin problemas. Dígame cómo quiere llamarse.
Aladino pensó en un nombre que fuese muy común en la zona.
-¡Alí! ¡Quiero llamarme Alí!
El funcionario del Registro tachó Aladino de su ficha de nacimiento y puso el nombre elegido.
-Pues ya está. ¿El apellido quiere dejarlo igual?
-Sí, sí.
El funcionario se despidió., sin perder de vista la ficha corregida:
-¡Que le vaya bien don Alí… Babá!

Gafotas

las-gafas-de-raulUn día Juan Carlos llegó al colegio con gafas. El que se sentaba a su lado izquierdo le dijo, mirándolo con cara de pena:

-¿Se te han roto los ojos?

-No. Solo están algo estropeados.

-¿Eres cegato? -le preguntó el que se sentaba a su derecha, mirando con un poco de asco.

-No. Veo bien. Pero mejor con las gafas.

La chica que se sentaba delante, le dijo:

-¡Estás más atractivo!

La que se sentaba detrás añadió:

-¡Y más guapo!

El de la izquierda, el de la derecha y todos los demás chicos de la clase empezaron a gritar:

-¡¡Queremos ser unos gafotas!! ¡¡Queremos ser unos gafotas!!

El ladrón recompensado

213xEsto era un rey que tenía un dolor fuerte, fuerte.

–Daré una gran recompensa a quien me lo QUITE -aseguró.

Y la recompensa se la llevó… ¡El mayor ladrón del reino!

–¿Quien mejor que yo para QUITAR algo? -aseguró el ganador a cuantos quisieron oírle.

(En algunas zonas de España, quitar es sinónimo de robar)

 

La desgracia de ser normal

alto_pekeUn hombre muy alto le dijo un día a un hombre bajito:

-Yo puedo jugar al baloncesto mejor que tu.

-¿Por qué?

-Porque estoy más cerca de la canasta.

El hombre bajito rió y le dijo al hombre alto:

-Pero yo puedo jugar al golf mejor que tu.

-¿Por qué?

-Porque estoy más cerca del agujero.

Y un hombre de estatura mediana que los escuchaba, preguntó:

-¿Y para mi qué? ¿No hay nada?

El hombre altísimo y el hombre bajísimo lo miraron con pena:

-¡Bah! Tu solo eres normal.

El alto ejecutivo bajito

1260175179Ia19AiEsto era un alto ejecutivo de metro y medio.

-Señoras, señores, deben ustedes obedecerme o les echo -dijo un día, en un reunión interna con sus colaboradores.

-¿Por qué? -preguntó su adjunto económico, que media 1,70.

-Porque yo soy un alto ejecutivo y ustedes están por debajo de mi.

El gerente, que medía 1,80, intervino.

-¿Puede repetir?

-Con mucho gusto -dijo el alto ejecutivo-. Si no me obedecen todos en todo los echo porque ustedes no están a mi altura en la empresa.

-¡Todos en pie! -ordenó el jefe de Medios, que medía 1,77, dando ejemplo.

Todos, salvo el alto ejecutivo, se pusieron en pie, en torno a la gran mesa ovalada de las reuniones importantes.

-Usted también, por favor -pidió el jefe de Medios al alto ejecutivo que presidía el encuentro.

El alto ejecutivo se puso en pie. Con su metro y medio, casi todos le sacaban al menos la cabeza.

-Y ahora repita eso de que está por encima de todos nosotros….

El alto ejecutivo, rojo de ira, los echó a todos de la empresa. Pero todos se fueron llorando de la risa.

Y FIN. Ji.

Obeso

obesoEsto era un hombre un poco obeso.

-Debería de cuidarse –le dijo un día el doctor.

-¿Lo dice por algo? –preguntó él, suspicaz.

-Con algún kilo menos, estaría usted mucho mejor.

-¡Mañana me pongo a dieta!

Al mes siguiente, volvió a la consulta y pesaba cuatro kilos  más.

-¿No se había puesto usted a dieta?

-Sí, pero he sido muy feliz estos días y a mi me engorda la satisfacción.

El doctor ser rascó la cabeza:

-¡Ah, caramba! Pues si es por eso, siga engordando usted y viva la obesidad.

Y sin recetarle nada, lo dejó marchar.