El sabio

Dijo un día un hombre al que todos tenían por un gran sabio:

-Solo sé que no sé nada.

Un paisano que pasaba por allí, montado en su borrico, le respondió:

-Pues no es mucho que digamos.

-¿Usted qué sabe? -le preguntó el supuesto sabio.

-¡Uf! No vea. Empiezo y no acabo.

-Empiece, empiece -le animó el presunto sabio.

-Sé cultivar la tierra, sé donde anidan los cucos y las alondras, sé hacer pan con las espigas que cosecho, sé qué plantas se comen y cuáles son venenosas, sé cómo alimentar a mi borrico, sé cuando va a cambiar el tiempo y en qué luna conviene sembrar cada producto, sé hacer casas con barro y piedras, sé las canciones de mis antepasados y bailar la jota, la raspa e incluso la rosca cuando tengo un buen bollo marimón…

-¡Pare, pare! ¡No quiero escuchar más!

Y el sabio que solo sabía que no sabía nada desapareció confuso y abrumado. ¿Quién era más sabio de los dos? ¿Lo sabes tú?

 

El sabio fantasma

Una vez se murió un sabio y se convirtió en fantasma.

-¡Ahí va la cosa! ¿Y qué hago yo ahora?

-Tienes que meter miedo –le explicó el encargado.

-¿Y si no quiero?

-Es obligatorio.

-¿Y si no sé?

-Eso es imposible. En tu expediente lo pone bien claro: eres un Sabio. ¡A trabajar!

El concurso

Cuentan de un sabio que un día

fue a un concurso de televisión

y no acertó ni una bobada

de las que expuso el presentador.

¿Qué es lo que sucedió?

¿Dejó el sabio de ser sabio?

¿O la televisión siempre es televisión?