Dijo un día un hombre al que todos tenían por un gran sabio:
-Solo sé que no sé nada.
Un paisano que pasaba por allí, montado en su borrico, le respondió:
-Pues no es mucho que digamos.
-¿Usted qué sabe? -le preguntó el supuesto sabio.
-¡Uf! No vea. Empiezo y no acabo.
-Empiece, empiece -le animó el presunto sabio.
-Sé cultivar la tierra, sé donde anidan los cucos y las alondras, sé hacer pan con las espigas que cosecho, sé qué plantas se comen y cuáles son venenosas, sé cómo alimentar a mi borrico, sé cuando va a cambiar el tiempo y en qué luna conviene sembrar cada producto, sé hacer casas con barro y piedras, sé las canciones de mis antepasados y bailar la jota, la raspa e incluso la rosca cuando tengo un buen bollo marimón…
-¡Pare, pare! ¡No quiero escuchar más!
Y el sabio que solo sabía que no sabía nada desapareció confuso y abrumado. ¿Quién era más sabio de los dos? ¿Lo sabes tú?