Esto era una vez un fantasma adolescente. O viceversa (que es lo mismo dicho al revés): un adolescente fantasma.
Cada poco desaparecía y sus padres no lo encontraban. Y de pronto aparecía donde menos podía esperarse.
Un día su madre le preguntó:
-¿Se puede saber dónde te metes?
Y el adolescente fantasma o fantasma adolescente le respondió:
-A veces me abro y a veces me evaporo, ¿vale?
Y se volvió a esfumar, camino esta vez de su habitación.