Un ciempiés se encontró un día con una lombriz.
-¿Tu no tienes pies?
-Pues no, porque el día de la Creación, aunque Dios dijo que cada cual cogiera un par, cuatro como mucho, hubo algunos egoístas que se apoderaron de cien cada uno y después no hubo para todos los que llegamos detrás.
El ciempiés, silbando y mirando al cielo, se esfumó sin preguntar nada más.