Minicuentos del 8-M (2)
Cierta vampira le dijo una noche a su compañero de gruta:
-He perdido mis colmillos, Filomeno. Si no muero de hambre, moriré de sed.
-Déjalo de mi cuenta -respondió él, descolgándose del techo y echando a volar.
Nunca volvió.
-Es lo que me gusta de ellos -pensó la vampira-. Ponles cualquier obstáculo y te dejan en paz.
Y sonrió, mostrando sus afilados y hermosos colmillos que nunca había llegado a perder.