Una vez se murió un sabio y se convirtió en fantasma.
-¡Ahí va la cosa! ¿Y qué hago yo ahora?
-Tienes que meter miedo –le explicó el encargado.
-¿Y si no quiero?
-Es obligatorio.
-¿Y si no sé?
-Eso es imposible. En tu expediente lo pone bien claro: eres un Sabio. ¡A trabajar!