Un día, en clase, el profesor de Botánica nos dijo a los niños:
-Hoy hablaremos de una flor maravillosa llamada Milbesos. Como su nombre indica, si uno halla una y se la acerca al rostro, recibe de inmediato mil besos suaves y perfumados.
-¡Oh! ¡Yo quiero una» -dijimos de inmediato los alumnos más mimosos.
El profesor prosiguió:
-El problema es que hay muy pocas y casi nadie tiene.
-¿Por qué?
-Porque solo se pueden cultivar en los jardines del corazón.
-Todos tenemos corazón -replicamos los niños.
-Pero pocos saben cultivar en ellos jardines.
-¿Nos enseñará usted?
-Solo si me guardáis el secreto.
Le dijimos que sí y aquel mismo día el profesor Botánica nos enseñó a cultivar las Milflores. Aunque creo que ya solo las cultivo yo, porque a los demás se le fue acabando el abono. Y mira que el profesor insistió:
-Sin el abono de caricias, sonrisas y afectos no florecerán, recordadlo.
Lo cuento hoy, porque hoy cumplo años, un montón, y en cada cumpleaños lo vuelvo a recordar, para no despistarme.
Precioso. Ojalá hubieran más gente capaz de cultivar esta flor. Y por cierto, que a veces cuesta trabajo desligar la ficción de la realidad… ¿Es tu cumple?
Besotes!!!
Pues, sí, Margari, El día en que escribí y publiqué este minicuento era mi cumpleaños. Me gusta que cueste desligar ficción y realidad en mis historias, de cualquier tamaño.
Pues aunque sea con retraso, ¡muchísimas felicidades!
Más besotes!!!
Gracias mil!