Esto era una niña rellenita que fue a comprar un helado. Al salir de la heladería le digo un niño pobre:
-¿Me das un poco?
La niña dijo que sí y le dio todo.
Volvió a entrar y compró otro helado. Al salir de la heladería, dio un tropezón y el helado acabó en el suelo.
Volvió a entrar y pagó el tercero de los helados. Pero no salió, se quedó junto al vendedor y le dijo:
-¿Le importa que me lo coma aquí mismo?
-Lo siento. Está prohibido.
La niña, con mucha precaución, salió de la heladería. Y se disponía a comer el helado cuando llegó un grupo de amigas y se lo arrebató, entre risas.
Algo alejada, su hada madrina movía la cabeza con desaliento:
-¡Lo que hay que hacer para mi ahijada controle el sobrepeso…!
no me gusto por el final
mollllllaaaaaaaaaaaaaaa me gusta el helado
me gusta el helado