Esto era una princesa que, en plena adolescencia, dijo a sus padres que quería ser príncipe.
-Pero, hija, eso no es posible -le dijo su padre.
-Pero, hija, eso ni siquiera es deseable -le dijo su madre.
-¿Por qué? -preguntó la princesa.
Su padre le contestó:
-Porque si fuera posible, yo me hubiera cambiado a reina. El de rey es un oficio terrible que nunca quise ejercer.
Su madre le respondió:
-Ya has oído a tu padre. Pudiendo ser chica, ¿quién diablos a querer ser otra cosa?
La princesa, muy contrariada, exclamó
-¡Vaya dos! ¡No hay quien os entienda!
Y colorín, colorado, se fue dando un portazo.